Esa figura
Todo comienza, quizá, con una figura solitaria acurrucada en un sillón. En realidad, sería más coherente decir que todo comienza con una figura, tu figura, acurrucándose en el sillón junto a la otra, la mía. Una figura, tu figura, sosteniéndome con suavidad en cada giro. Esa figura, tu figura, colándose en mis sueños, huyendo con sigilo cada vez que intento encontrarla. Esa figura, tu figura, con nombre tan leve como brisa liviana. Esa figura, tu figura, a mi lado cuando la oscuridad aparece, descubiertos los dientes y tendidas las garras hacia mi frágil rostro. Esa figura, tu figura, que se cuela entre mis labios cuando se curvan al sonreír. Esa figura, tu figura, que se desliza bajo mi pluma y juega con la tinta de cada amoroso párrafo presente en mis textos. Esa figura, tu figura, con risa cálida y ojos inimaginados. Esa figura, tu figura, con brazos firmes y delicados dedos. Esa figura, tu figura, que roza a la mía como al descuido, inconsciente del estremecimiento que causa,