No, gracias
Este texto está especialmente dedicado a Jeni y Paulina, combativas como nadie y dos de mis primeras lectoras. No, gracias No, gracias; Quedate con tus príncipes perfectitos y de plástico, yo no los quiero. Ya que estás, guardá con ellos aquel manualcito que me dice cómo tengo que ser, lo que tengo que hacer y la forma en la que tengo que actuar para ser una dama. No, gracias... también podés quedarte con esa versión cliché del amor en la que ser romántico es llevarle regalos a tu pareja todos los días y salvarla porque es una damicela en apuros. No, no te molestes... guardate además tus consejitos para hacerme la vida más sencilla, entre los que se encuentra aquel que me pide que mantenga la boca cerrada porque nadie me va a escuchar y no me conviene hablar de lo que no sé. ¡Ah! Es verdad... ¡cómo me pude olvidar! Esas instrucciones de lo que tengo que tener en mi estantería de ropa si no quiero parecer una puta también te las podés quedar, podés ponerlo al lado de la sugerenci